SHAWN ROBERTS
Solo fue una suave presión, pero sus labios eran los más suaves que en la vida había sentido. Nuestras bocas se separaron lentamente y cuando por fin abrí los ojos, ella aún los mantenía cerrados, luciendo sus largas pestañas y ese hermoso rubor en sus mejillas.
—Eso fue lindo —dijo ladeando su cabeza, dejando que su coleta se balanceara de manera adorable.
—Lindo… pero insuficiente —contesté. Ya no podía seguir así, saboreándola a cuentagotas. Deslicé mi mano de su cuello hacia su nuca, enredando mis dedos en sus cabellos, soltando su cola de caballo en el mismo momento que yo me incliné hacia ella.
Mi boca se posó de nuevo sobre la suya, devora