DAMIÁN ASHFORD
Las palabras de Lucien causaban eco dentro de mi cabeza y odiaba admitir que pensaba igual que él. Si Andy me faltara, si algo le pasara, si ella un día decidiera alejarse de mí. ¿Tendría la fuerza para querer despertar un día más? La respuesta era clara, y la misma que Lucien había dado.
No podía vivir sin ella. No valía la pena hacerlo.
—¿Quién lo diría? Damián Ashford: filántropo de buen corazón, es un tema turbio —agregó Lucien torciendo su sonrisa y negando con la cabeza—. Somos la misma mierda, Ashford. Las revistas y periódicos se preguntan cómo llegaste tan lejos siendo tan joven… ahí está: transformaste la empresa familiar en un negocio muy peligroso que has sabido manejar durante años.
—¿Ahora entiendes por qué no me molesta que esté en tus manos? Ahora que está en juicio…
—¡Qué hijo de puta! —me interrumpió y por fin volteó hacia mí—. Si descubren lo que estás haciendo… Si encuentran pruebas suficientes para encerrarte…
—Los dos nos pudriremos en la cárcel