Cuando Ethan salió del hotel del casino al día siguiente, Ramírez ya lo esperaba en un vehículo.
—¿Y bien?
—Confirmado. Victor vive alli —respondió Ethan, quitándose la peluca—. Está en el ático. Y no cualquiera sube ahí… necesitan la huella para subir o bajar, sólo él y sus gorilas tienen acceso.
Ramírez encendió el motor.
—Esto se pone interesante. Es posible que tú madre y tu hermanita estén allí.
Ethan sonrió de lado.
—No, Ramírez… esto se pone personal. Mataré a ese hijo de puta si se atreve a hacerle daño a mi familia. No me va a importar caer preso si me lo llevo por delante.
—No te precipitas, no podemos poner en peligro a ninguna de ellas por un arranque de ira. Vamos a interceptar las llamadas. Tenemos nuestros métodos.
La llamada interceptada fue el punto de quietud en horas de la tarde.
—Una fuga de agua en el penthouse —informó Spectre, el cibernauta, con una sonrisa apenas contenida—. Tenemos una ventana de tiempo perfecta. Podremos filtrarnos.
Peter se inclina hacia él.