DIMITRI
La oigo detrás de mí. No sabe en lo que se está metiendo, pero tuvo una salida y no la tomó. Me he contenido, intentando ser bueno, pero ya me cansé de eso. Esta noche conseguiré la información que necesitamos y me llevaré a la mujer que es mía.
Mi pajarito.
Ya escucho al hombre forcejeando con las cadenas, intentando liberarse. Es un asesino, así que será más difícil de romper —y por eso más delicioso cuando logre hacerlo.
Cuando entro en la habitación, se congela, sus ojos buscando armas. Sabe por qué está aquí, y sabe que sus posibilidades de sobrevivir son pocas. Es inteligente, lo veo en sus ojos. Me pregunto si hablará primero o probará hasta dónde estoy dispuesto a llegar.
—Empecemos, ¿no? —sonrío, y la escucho entrar a mi pajarito, pero esta vez no estará solo mirando, no, estará ayudando.
¿Quiere ser una de los nuestros? Entonces así será.
—Pajarito, pásame el cuchillo grande —ordeno.
La escucho dudar, y la miro. —Ahora, Pajarito.
Busca mis ojos azules antes de inhala