Capítulo Veinticuatro
Salvatore
Colina se da la vuelta para marcharse, así que lanzo mi brazo, la reacción guiada por mi propia ira y necesidad. ¿Cómo se atreve? Ella no puede simplemente irse; tiene que pagar por sus acciones y palabras. Agarrando la nuca, la obligo a mirarme y estrello mis labios contra los suyos. No estaba planeado, pero no puedo evitarlo. No le está permitido alejarse de mí. Ni ahora. Ni nunca. Mataría a cualquiera en este maldito mundo por ella, a cualquiera que se atreviera a hacerle daño. No puede poner el morro por eso y comportarse como una caprichosa. No cuando debajo hay una superviviente endurecida y marcada. No puede saber la verdadera profundidad de lo que siento por ella, que aunque intento permanecer imparcial, que intento odiarla, no puedo.
Porque me estoy enamorando de ella.
Ella se queda paralizada por un momento antes de ceder apenas, luchando con mis labios, enfrentándose a mí. Es duro y airado, una pelea como siempre con ella. Es un duelo, una ba