Capítulo 224.
El albanés había aparecido por el extremo del pasillo, vestido de negro, las mangas recogidas, con el rostro encendido de furia y la ametralladora corta humeando en sus manos.
A su lado, su sobrino soltó los destellos letales que impactaron contra los sujetos que esquivaron las que pudieron, mientras la contienda estremeció el sitio.
—Dale a esa hija de perra y vámonos— ordenó uno de ellos, tratando de hacer tiempo. Mientras dos se dispusieron a ir por Harper y Marek que estaban sin armas, detrás de carritos. —Una granada. ¡Ya!
Los tipos sacaron dos, tomando el arma para no fallar…
No obstante, una segunda ráfaga barrió con ambos atacantes como si fuera una sombra la que llegaba desde el otro extremo.
El resto giró, pero no tuvieron tiempo de reaccionar. El crujido del metal del carrito al ser pateado anunció la llegada de algo más, el cual derribó a uno cuando el carrito se estrelló, al segundo su cabeza fue atravesada por un proyectil.
Mateo.
Con la camisa blanca apretando sus mú