Una locura es lo que está pasando y no me siento perturbada en lo más mínimo, después de todo, él es alguien que puede protegerme y no tiene intenciones de abusar de mí como lo hacía mi familia.
— ¿Qué…? ¿Qué estás haciendo? — pregunto angustiada.
— Te quiero, esposa. — dice él completamente eclipsado por la lujuria que siente al comenzar oficialmente su periodo en celo.
— ¿M-me quieres?
— Te quiero follar, esposa. — corrige él y realmente quiero empujarlo lejos de mí.
‘¡Por poco me da un infarto por esas palabras y ahora lo ha arruinado por completo.’ Me digo mentalmente enojada.
Sin embargo, no puedo sentirme del todo decepcionada, porque tengo miedo de que me deje llevar de un hombre del que aún no sé realmente lo que siento.
— Tócate, mientras, yo iré a otro lado y…
— ¿Qué te hace pensar que te dejaré ir? Eres mi esposa, es tu responsabilidad atenderme.
— No de la forma sexual, pero, puedo conseguirte una muñeca inflable o algo así. — digo sonriendo.
Pero, él n