Ni siquiera sé lo que debería o no realizar, porque aunque me agrada este hombre y se está esforzando por darme una buena vida, no puedo entregarme por agradecimiento.
‘Dudo que lo hagas, Angela. Tu cuerpo está entrando en calor muy rápido y su parte lobo quiere conmigo.’ Me dice Lía.
— ¿Estás seguro de desearme?
— Tú eres la única que deseo. No me importa alguien más, ni antes ni después. — dice Lucifer.
— Deja de decir palabras que te pueden colocar en una posición incómoda.
— ¿Cómo cuál?
— Desearé aferrarme a ti. — susurro y siento como mi rostro se torna completamente roja.
Él me besa de una forma lenta, como si quisiera que se prolongara durante mucho más tiempo del permitido y además de eso, la forma en que me besa es dulce.
— Aférrate a mí, pero, no a mi cuerpo, si no, a mi alma. Así incluso si muero seguiremos aferrados a ti. — dice Lucifer colocando su mano en mi pecho.
— Deja de decir tonterías.
— Tu cuerpo no se ha recuperado del todo, pero, estaremos bien. — dice él quitán