Entre las distintas formas de entretenimiento, he escuchado canciones extrañas, una de ellas vienen a mi mente y me hacen sonreír… una del lobo domesticado.
— ¿Estás seguro que deseas ayudarnos? — pregunta Lucifer sonriente.
— Tú… realmente eres un desgraciado. — dice el hombre lobo observándolo con el odio puro.
Aunque debería decirle que no haga algo así, porque es realmente demasiado bajo aprovecharse del punto débil de un hombre, ver la sonrisa de satisfacción y triunfo hace que me sienta inmensamente feliz.
— Si quieres llamo a tu esposa y…
— Que poco hombre eres, Lucifer. Eso es muy bajo incluso para los humanos.
— La condición de mi esposa es grave, así que, por ella podría hacer hasta lo más vergonzoso del mundo y no dañaría mi hombría o autoestima. Yo no soy de masculinidad frágil. — dice Lucifer encogiéndose de hombros.
‘No deja de sorprenderme.’ Me digo mentalmente.
El hombre lobo se queja una y otra vez, pero, no se niega a ayudarme, después de todo, su esp