Mundo de ficçãoIniciar sessão。 ٬٬⌠ Claudia ⌡‧₊˚
No había pegado un ojo en toda la noche. La carta de Lorenzo seguía doblada bajo mi almohada, como si quemara, como si me gritara que la destruyera y al mismo tiempo me suplicara que no la dejara ir.
Venus había dormido tranquila, con ese sueño inocente que nada podía perturbar. Yo la miré durante horas, acariciándole la manita diminuta, rogando a Dios que nada de lo que había leído fuera cierto. Que la sombra de Lorenzo no manchara la vida de mi hija ni la del bebé que llevaba en mi vientre.
Pero la duda me consumía, un veneno lento corriendo por mis venas. Y sabía que ya no podía callarlo más.
Por la mañana, cuando Marian me encontró en la cocina con los ojos hi







