capítulo 113.
Capítulo 113.
Narrador omnisciente:
En un rincón inhóspito del Norte.
Aquella taberna era un sitio oscuro y sucio, ubicada al borde de un pequeño pueblo sin nombre, en una de las zonas más inhóspitas del Norte. No había ley ni vigilancia, y la gente que la frecuentaba no hacía preguntas. Los pocos que entraban a ese lugar lo hacían para beber, apostar o morir. Aquella noche, uno de los parroquianos más ruidosos había llamado la atención de todos.
Se trataba de un hombre sucio, de barba descuidada y ropas rotas. Tenía los ojos inyectados en sangre y olía a sudor, vómito y desesperación. Había perdido todo lo que tenía apostando a los dados. Al final, había ofrecido su anillo, sus botas, su capa y una daga vieja a cambio de una última ronda. Cuando también perdió, exigió una nueva tirada y empezó a gritar. Nadie le prestó atención hasta que comenzó a alardear.
—¡No tienen idea de con quién están hablando! ¡Mi hija es la reina! —gritó, tambaleándose—. ¡Yo soy el padre de la reina de