Capítulo 83.
Capítulo 83
Ya ni siquiera sabía en qué día vivía. El tiempo en este lugar no pasaba como en el mundo exterior. Todo era obedecer, agachar la cabeza y no hablar más de la cuenta.
Comía cuando era hora de comer, dormía cuando me indicaban, y sobrevivía solo por Hugo. Hacía mucho tiempo que ya no era yo. Ahora me había convertido en una sombra de lo que un día fui, una muñeca rota que fingía seguir sus reglas mientras pensaba cómo destruirlas.
Pero esa noche cambió todo. Caminaba por el pasillo que conectaba las habitaciones con la cocina. Tenía hambre, pero también ganas de respirar fuera de aquella habitación.
Y fue entonces cuando escuché las voces. Me detuve en seco, justo antes de doblar la esquina. Me escondí detrás de una columna y agucé el oído lo máximo que pude. Reconocí la voz de Paul. Estaba con dos de sus hombres. Hablaban bajo, pero lo suficiente como para que yo, con mi entrenamiento y mi necesidad de saber, pudiera escucharlo todo.
—Las manadas del Norte están al borde d