Capítulo 82.
Capítulo 82.
Mentir se volvió una rutina para mí, y ni siquiera se trataban de mentiras grandes o elaboradas, eran más bien mentiras pequeñas. De esas que ni hacen daño, pero te van matando poco a poco por dentro. Solo tenía que mostrarme agradecida, aunque por dentro quisiera arrancarle el corazón del pecho. Darle las gracias y dejar que me rozara el brazo o el rostro sin apartarme.
Lo único que tenía que hacer era fingir, fingir que me estaba adaptando. Eso era parte del plan que tenía en mi cabeza. Porque había entendido, y por las malas, que si quería tener a Hugo a mi lado, lo único que podía hacer era ceder, o al menos parecer que lo hacía. Mientras Paul no se diera cuenta, todo estaría bien.
Y de momento parecía funcionar. Paul empezó a relajarse. No del todo, pero sí lo suficiente. Eran pequeños gestos, pero eso me hacía sentir mejor. Me dejaba más tiempo a solas con Hugo, no había gritos y no me miraba con desconfianza a cada segundo.
Incluso una tarde me llevó al jardín