Capítulo 13. La revelación
Capítulo 13. La revelación.
Narrador omnisciente:
El castillo vivía días extraños. La tensión seguía presente, aunque los guardias intentaban que todo pareciera bajo control. Los pasillos estaban más vigilados, las salidas eran limitadas y las reuniones del consejo se habían vuelto más frecuentes. Entre todo aquello, la figura del comerciante ambulante se movía con naturalidad. Cada jornada aparecía con su carrito lleno de frascos, hierbas y especias, siempre con una sonrisa amable, como si no tuviera nada que esconder.
Para la mayoría, era un rostro más entre los que iban y venían ofreciendo mercancías. Para Hugo, se había convertido en una presencia constante. El joven encontraba en él una voz diferente a la de sus padres, a la de Elías o incluso a la de Luz. El comerciante lo escuchaba sin juzgarlo, lo aconsejaba con frases que parecían sencillas y, sobre todo, le hacía sentir que alguien lo veía como un individuo con valor propio, no solo como el hijo menor de Every y Calen.
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