Capítulo 116.

Capítulo 116.

Narrador omnisciente:

Los guardias estaban en sus puestos. Las rutinas del castillo no habían cambiado desde hacía semanas. Los turnos se cumplían sin retrasos, las entradas y salidas eran registradas, y los niños jugaban en los mismos lugares a las mismas horas. Eso era exactamente lo que Paul necesitaba.

Esa previsibilidad era lo que permitía a sus hombres moverse con precisión. Sebastián había hecho su parte. Entregó los horarios, los puntos ciegos, los relevos de guardias. Lo disfrazó de preocupación por la seguridad. Nadie sospechó. Erika confiaba en él. Every no tenía tiempo para revisar cada informe personal. Calen estaba demasiado ocupado con las alianzas. Todo estaba preparado.

A las cuatro y media de la tarde, Hugo y Elías salieron al patio trasero con Erika. La rutina de entrenamiento era simple: media hora de juegos físicos, veinte minutos de lecciones simples y luego la merienda en los bancos de piedra junto al muro este. Como todos los días.

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