Capítulo 18.Pov Calen:—¿De verdad piensas en perdonar a alguien como él, después de todo lo que hizo?Todavía tengo grabada a fuego en mi mente aquella noche, en ese pequeño apartamento de mierda, el momento en el que Every parecía ausente, vacía y rota al mismo tiempo.No entré con cuidado, no empujé la puerta ni llamé. La rompí. La reventé con una patada que la hizo volar en mil pedazos. En ese momento me dio igual si algún humano me podía ver, lo único que necesitaba era acabar con aquel malnacido que la estaba haciendo sufrir.Apenas crucé la entrada y ya escuchaba los golpes. Y sus sollozos. Bajos, rotos, como si no tuviera voz para gritar. Y cuando llegué al salón… mi lobo tomó el control.Él estaba encima de ella. Ese hijo de puta, el cabrón de su padrastro, la tenía arrinconada contra el suelo, sujetándola como si fuera suya. Como si tuviera algún puto derecho sobre ella.Mi lobo, Kevin, se lanzó sobre él y lo estampó contra la pared con tanta fuerza que pensé que le romperí
Capitulo 19.Pov Calen:—¿Qué demonios quieres ahora Natasha? —le solté de golpe. La voz me salió más áspera de lo que pretendía, pero ya estaba harto de su constante necesidad de atención.Natasha me miró con esa expresión de princesa herida que tanto odio, como si esperara que yo me preocupara por ella.—Necesitamos fijar la fecha de nuestra ceremonia de compromiso. Mi familia ya está aquí, y mis padres están impacientes —dijo acercándose a mí e intentando tocarme.Me aparté de inmediato y me quedé en silencio por un segundo, la imagen de Every apareció en mi mente sin evitarlo. Esa forma en que se había acurrucado entre mis brazos, como si yo fuera su único refugio... su única maldita esperanza. Era tan frágil, tan suave.Y aún así, tan jodidamente fuerte.Carraspeé, volviendo al presente.—Haz lo que quieras —dije, agitando una mano sin mirarla. En ese momento o me dejaba en paz o la sacaba a rastras de mi despacho. —Habla con las criadas, ellas te ayudarán con los detalles y si n
Capítulo 20. Llevaba días esquivando a Calen. ¡Cómo si se pudiera esconder alguien en esta casa! No quería mirarlo ya que eso podría abrir de nuevo mis heridas y apenas si estaban curadas. No quería cruzarme con él, no quería que me hablara y menos quería recordar el momento en el que me había derrumbado como una niña asustada y él, contra todo pronóstico, me sostuvo como si yo le importara. Como si... como si doliera de verdad verme así. Y eso no tenía ningún sentido, Calen no era así él no era dulce y menos compasivo. Calen era un como un bloque de hielo, el solo pensaba en sí mismo y en su Manada. En su compromiso con Natasha y los beneficios que este le traería y en su estúpido linaje de sangre pura. No en mí, a mí solo me mantenía aquí por el estúpido vínculo que nos unía y ahora por el bebé. Así que me escondí. No acudí a trabajar, eso ya me daba igual. Procuraba no bajar a la hora de la comida y si salía de mi dormitorio lo hacía después, cuando ya todo el mundo había comi
Capítulo 1. Caminaba por el pasillo cabizbaja en dirección al despacho de Calen. Las criadas murmuraban a mis espaldas, eso no era algo nuevo para mí, pero aún así me seguían doliendo aquellos comentarios. "¡Quién se cree que es! No es más que una descarada, una indecente, solo intenta seducir al Alfa..." Esos solo eran algunos de los comentarios que tenía la desgracia de escuchar todos los días. Unos segundos después me encontraba parada en la puerta del despacho de Calen, me acerqué hasta la puerta pero Alexander el Beta de Calen me detuvo. —Ahora no puede verte, Calen tiene una conversación importante y no puede recibirte en estos momentos—. Asentí comprendiendo la situación pero no pude evitar sentir un pequeño pinchazo en el corazón. Pensé en volver a mi dormitorio pero deseche esa idea de inmediato, todos los días a la misma hora debía presentarme aquí y por nada del mundo pretendía que él se enfadara conmigo. Así que me di la vuelta y tome asiento en una silla frente a
Capítulo 2.Después de una intensa sesión de sexo, Calen se levantó de la cama y yo no pude hacer otra cosa más que mirarlo. Era como si dejara de existir en cuanto conseguía lo que quería de mí. Ya no le importaba nada.Se estiró y se pasó una mano por el cabello alborotado mientras caminaba hacia el baño. Ni siquiera me miró. Yo seguía ahí, desnuda, con las sábanas aún enredadas entre las piernas, sintiendo cómo el silencio se volvía cada vez más incómodo.—¿Quién era esa mujer? —pregunté al fin. Lo había estado pensado desde el momento en que la vi salir del despacho con él, pero no me había atrevido a decirlo… hasta ahora, que lo acaba de soltar sin pensarlo.Me arrepentí en cuanto las palabras salieron de mi boca. Lo supe por la forma en que se giró a verme, con esa expresión helada que ya conocía demasiado bien. Me atravesó con la mirada y me habló con ese tono cortante que usaba cuando algo le molestaba, escupiendo cada palabra con rabia.—No olvides cuál es tu lugar, Every. So
Capítulo 3.Levante la cabeza por un momento de los libros y mire el reloj de la pared. No me había dado cuenta de que era tan tarde ya era pasada la madrugada y había estado toda la tarde y la mitad de la noche estudiando y revisando un montón de libros. Cerré los libros y encendí el ordenador, necesitaba enviar cuanto antes la receta herbolaria que acababa de desarrollar para un cliente. Como tenía el puesto más bajo en mi antigua manada, solo me quedaba estudiar las propiedades de las plantas y usarlas para preparar medicinas y ungüentos. Las heridas de los omegas sanan muy lentamente, y personas como nosotros jamás recibiríamos los medicamentos más efectivos.El cumpleaños de Calen apenas era en unos días y aunque él me había entregado una tarjeta bancaria sin límite, sentía que lo mejor era comprarle un regalo con mi propio dinero. Qué sentido tenía comprarle algo si él mismo lo pagaba. Cuando terminé me metí directamente a la cama, había sido un día agotador y necesitaba desc
Capítulo 4.No podía dejar de mirar el pequeño estuche que tenía entre las manos. Hacía tan solo un día que había recibido el pago final de la clienta.No podía estar más feliz, me alabó y sobre todo felicitó por la eficacia de la receta.Me había costado decirme pero al final lo había hecho. Era un regalo caro pero estaba segura de que le encantaría. Mi regalo sería la forma ideal de despedirnos y de desearle felicidad en su próximo matrimonio.Era un reloj de firma apenas si había unos cien en el mercado, estaba totalmente convencida de que se mostraría agradecido por mi gesto.Baje hasta el despacho de Calen y toque dos veces la puerta.—¿Qué quieres Every, no estoy para perder el tiempo, tengo mucho trabajo —dijo desde el interior del despacho.No voy a negar que me sorprendí, él podía notar mi aroma a distancia y yo aún no me acostumbraba.Él estaba en sentado frente a su escritorio revisando documentos. Cuando me vio entrar, levantó la mirada un segundo y volvió a sus papeles.—
Capítulo 5.—¡Me vas explicar que significa todo esto!——No se como ha podido pasar Calen, estás no son las pastillas alguien las ha debido cambiar, pero mi cuarto solo lo piso yo y la sirvienta que viene a limpiar. —suspire aterrada aquella mirada acusatoria me estaba matando.Calen salió un momento de mi dormitorio y reunió a todo el servicio de limpieza. Aquellas mujeres señalaron a un chica muy joven como la responsable de la limpieza de mi dormitorio.La reconocí de inmediato era Erika, ella llevaba solo unos meses en la casa y siempre se encargaba de la limpieza de mi cuarto.La porbre temblaba. No debía tener más de quince años. Sus labios se movían sin emitir ningún sonido, pero después de un rato rompió en llanto. Yo estaba sentada observando en silencio.—¿Qué has hecho con las pastillas? —preguntó Calen con la mirada incendiada por la rabia.—¡Yo no lo sabía! —sollozó ella, cubriéndose la cara—. Se me cayó el frasco limpiando… y no sabía cuáles eran cuáles… Las recogí todas