Susana comenzó a buscar en el clóset, moviendo la ropa de un lado a otro, y luego se agachó para revisar debajo de la cama. Pasó su mano por todos los rincones de la habitación, pero, por más que se esforzaba, no encontraba nada que le pareciera extraño. La frustración empezaba a apoderarse de ella, hasta que se le ocurrió revisar el área donde estaban los zapatos. No sabía exactamente qué estaba buscando, pero tenía la firme intención de encontrar cualquier cosa fuera de lo normal que le diera una pista sobre lo que sospechaba que su marido estaba ocultando.
Sacó varios pares de zapatos, unos de ellos bastante viejos y desgastados que el Cuervo apenas usaba. Se notaba que estaban olvidados en el fondo del clóset, cubiertos de polvo y con la suela desgastada. Cuando, finalmente, los retiró, algo inesperado ocurrió: una pequeña bolsita de plástico cayó al piso con un suave golpe. Susana se agachó rápidamente, recogió la bolsita y la miró extrañada, sin saber qué era.
—¿Pero qué será es