Grecia y Guillermo llegaron al restaurante, donde Mercedes ya los estaba esperando junto a Ernesto. La atmósfera era tensa, especialmente para Mercedes, quien lucía nerviosa pero decidida a enfrentar el reto que tenían por delante.
—Bien, todo está listo. Mercedes ya firmó el acuerdo de confidencialidad. Ahora, ¡vamos a la empresa! —anunció Ernesto con determinación.
—¿Y tú, Mercedes? ¿Te sientes segura? —preguntó Grecia, mirándola con preocupación.
—Sí, estoy nerviosa, pero segura. No te preocupes, todo saldrá bien —respondió Mercedes, esforzándose por transmitirle seguridad. Quería que Grecia estuviera tranquila. Luego se volvió hacia Guillermo—. ¿Y tú, cómo te sientes?
—Estoy bien, Mercedes. Ahora que mi bonita está a mi lado, me siento con la fuerza necesaria para enfrentar cualquier batalla —dijo Guillermo, tomando a Grecia por la cintura y dándole un beso en los labios que la tomó por sorpresa.
Ernesto, incómodo ante la escena romántica, se aclaró la garganta y ca