Miranda continuaba desempacando las últimas cajas en el pequeño cuarto que había rentado en un barrio en el Brown de Nueva York. No tenía dinero, y los pocos ahorros que tenía ahorrados para el viaje, los había gastado pagando las deudas de Daniel, especialmente del estudio que tenía rentado del cual debía varios meses.
Ella era oriunda de México, y allí ejercía la profesión de Psicóloga. Estaba trabajando para reunir dinero para poder viajar a Estados Unidos y reencontrarse con Daniel, ya que él había decidido viajar antes, supuestamente para tener una estabilidad para cuando ella llegara. Pero Miranda nunca imaginó que su viaje a Nueva York sería para pagar todas las deudas de Daniel y recibir sus cenizas, además de enterarse de una cruel verdad que la dejaría marcada para siempre.
Lastimosamente, se dio obligada a saldar la cuenta para que el propietario le permitiera sacar todas sus pertenencias del estudio. Cada objeto que sacaba parecía contar una historia, pero la mayoría eran