Un par de horas después…
—Mi amor, ¿qué te parece si bajamos a la piscina? Quiero disfrutar del hotel antes de irnos a nuestro viaje de luna de miel —le dijo Laura, acercándose a Luis Fernando y besándolo en los labios.
—No tengo ganas de salir de la habitación, Laura. No me siento del todo bien; todavía tengo un poco de resaca.
Laura frunció el ceño, sintiéndose frustrada. “¿Cómo puede hacerme esto? Pero mejor tranquilízate Laura, es mejor que lleves la fiesta en paz.” Pensó forzando una sonrisa y acercándose a él intentando ser amable.
—Luis Fernando, no estás ayudando a que esto funcione. Ni siquiera hemos hecho el amor. Además, mañana partimos a nuestra luna de miel por Europa. Recuerda que es el obsequio de boda que nos dieron mis padres.
—No creo que sea una buena idea irnos de luna de miel ahora.
—¿Cómo has dicho? Aparte de la noche de bodas de terror que me has hecho pasar, borracho y llamando a la mustia de Grecia, ahora me vienes a salir con que no nos vamos de luna de miel