31. No sé quién eres
Catalina
Mis ojos se enfocan en el hombre enfrente mio, el mismo que ha estado conmigo en mis mejores y peores momentos en los últimos años y trato de calmarme, hacer que me entienda.
Sé que esto le afecta, pero su actitud no me gusta.
De hecho me asusta.
—Julian, por favor…
—Tú ya no sabes ni lo que crees— me interrumpe, sus ojos viendome con rabia— Estás ciega por él, ¡ÉL, QUE TE TRATÓ COMO UNA PUTA POR AÑOS, QUE TE BOTÓ COMO BASURA!
Oh Dios mio…. Mis ojos van a la sala tratando de ver si Samuel está bien, estos gritos… Mi hijo debe estar asustado.
—¡Basta, Julián! Samuel está aquí, por Dios.
No me escucha, es como su solo pudiera oír sus propios pensamientos.
Entonces algo en su rostro cambia. Se crispa. Su quijada se tensa como si estuviera aguantando una tormenta. Da un paso hacia mí.
—¿Estás con él otra vez?
¿Qué?
—¡No! Simplemente estamos trabajando juntos, en la empresa y en buscar al responsable, no hay nada más pasando aquí. Tienes que calmarte, Julian, por favor, este…. est