Marta notó rápidamente la incomodidad de Marcos al ver a Ignacio junto a ella.
—Ignacio ha venido sólo un momento para saludar a Laura —Se apresuró a decir.
—Lamento mucho lo que le ocurrió a Laura. —dijo simulando ser amable y de forma diplomática, le extendió la mano.
—Gracias —respondió Marcos de forma cortante sin estrecharle la mano.— Pueden pasar.
Abrió la puerta por completo y se hizo a un lado, mientras Marta entraba con la vista clavada en el piso e Ignacio la rodeaba por la cintura.
—¡Marta! Que bueno que has venido —exclamó Laura al ver a su amiga. Luego volvió el rostro hacia Ignacio y le sonrió levemente.— ¿Has vuelto con él? —preguntó sorprendida.
Marta e Ignacio cruzaron miradas. La rubia sólo pestañeó y asintió
—No, —contestó Ignacio algo sorprendido por lo que estaba sucediendo— La encontré por casualidad en la entrada y aproveché de subir a verte.
La rubia frunció el entrecejo tras la respuesta de Ignacio.
—Sí, ha sido casualidad —dijo Marta.
Marcos aprove