Capitulo 8
“Un juego peligroso”
Catalina mantuvo la calma a pesar de los nervios que sentía en ese instante. No entendía que hacía Erick Montenegro fuera de su departamento, pero no le dejaría inmiscuirse en sus asuntos personales. En vez de preocuparse por ella y su vida privada, debería preocuparse por Lorena.
—Señor Montenegro, lo que yo haga con mi vida personal no es asunto suyo. A donde yo vaya, es mi jodido problema—. Cerró rápidamente la puerta de su departamento con llave y bajó corriendo las escaleras.
—¡Espera, Catalina! —Erick bajó corriendo tras ella—. Necesitamos hablar.
—Sabe perfectamente que lo respeto muchísimo, usted es mi jefe, pero ahora no estamos en horario de oficina. Si necesita hablar conmigo, entonces hágalo mañana, en horario laboral—. Mantuvo una actitud firme.
—No, lo que tengo que decir no puede esperar—, la tomó de la muñeca impidiendo que siguiera avanzando—, sube a mi auto, Catalina.
Ante la insistencia del hombre, Catalina accedió a subir al automó