Capítulo 155.
Ronald.
Hudson Valley.
Me paseo con la impaciencia jodiendome las pelotas. La cabeza no deja de dolerme, aunque haya disminuido considerablemente con la medicación, no es suficiente para mí el tener que sentirlo todo el tiempo.
La máscara se mueve de su lugar y debo acomodarla, arañando mi mejilla al hacerlo sin cuidado. La que sabe hacerlo sin sentir la repulsión que hasta yo, es mi mujer.
Sabine no regresa. Dijo que sería fácil. El hijo de puta del Dragón nos jodió nuestras entradas de dinero y se nos están cerrando puertas que seguramente ya dedujo, o los gusanos de la puta de Bones y el maricón le dijeron.
Él estaría en ese sitio. La emboscada era perfecta. Su muerte lo sería más.
Pero ella no ha regresado y nadie llama para avisar que están viniendo para acá.
—¿Te puedes sentar? —se impacienta la mujer que mueve su copa de vino—. La cabeza me va a estallar y no ayudas moviéndote como un completo enfermo.
—¿Y tú puedes callarte? —respondo sin mirarla, girando sobre mis talone