Capítulo 59. El plan
El paseo me ayudó mucho; me encantó poder platicar con mi padre de una manera más abierta y compartir con él. Si ya le tenía cariño siendo mi jefe y sin saber quién era, ahora creo que empiezo a sentir amor por él; me siento feliz de tenerlo en mi vida.
Me lleva a casa y aprovecha para saludar a mamá, la cual parece colegiala dando vueltas de aquí para allá, ofreciéndole de todo. Eso me da un poco de gracia; jamás la había visto así, tan alegre y nerviosa a la vez.
Creo que aún le mueve algo más que el tapete; me divierto viéndolos, ya que él está en las mismas y ahora está con una taza de té en una mano, en la otra un plato con galletas y una botella de agua entre el brazo y su torso.
Mamá no se ha dado cuenta de que ya lo saturó de cosas y él ya no sabe qué hacer con todo lo que le da.
—Mamá, para, deja que primero disfrute de su té, con galletas y su agua; después ves qué más le das. Ahora siéntate y relájate. —Mi madre se pone roja al escucharme; yo me levanto a ayudar a mi pad