Capítulo 38. Su hija
Abro la puerta y el doctor Sergio, me ve sorprendido, solo dice mi nombre; mi madre voltea al instante y se tapa la boca ante la sorpresa de verme ahí.
—Madre, dime que todo lo que acabas de decir es una maldita broma, por favor, esto no puede ser cierto, explícame porque no estoy entendiendo nada.
—Verónica, hija, déjame explicarte —responde él, ya que mi madre solo está ahí estática sin decir nada.
—Disculpe doctor, pero no le pregunté a usted, madre, respóndeme, ¡carajo! ¡¿Qué es todo eso que acabo de escuchar?! —Digo en un grito, porque ella parece no querer responder.
—Hija, yo, ¿estás bien? ¿no te hicieron nada? —Dice evitando mi pregunta y abrazándome.
—Estoy bien, no me pasó nada, ahora responde de una maldita vez lo que te pregunté. —Despego sus manos de mí y la hago a un lado; es que no puedo creer que me haya engañado de esta manera.
—Verónica, yo puedo explicarte, por favor deja a tu madre que no se siente bien —vuelve a contestar él.
—Dije que no estoy hablando con usted,