Capítulo 37. El secreto de mamá
No sé cuánto tiempo llevo aquí metida, pero a decir verdad tengo miedo, ¿será que mi madre tenía razón y me echarán a mi toda la culpa?
Nadie me ha dicho nada, solo me encerraron en estas rejas, sin más, no sé nada, ni que pruebas hay en mi contra para que digan que soy culpable, empiezo a desesperarme cuando escucho unos gritos y yo sé perfectamente de quien son, escucharlo me devuelve un poco la calma.
—¡¡¡¿Cómo que no me van a dejar pasar?!!! Claro que paso, a un lado, ¡¡¡Verónica!!!, ¡¡¡¿dónde estás?!!!—Eso es lo que entra gritando.
—¡Acá doctor, me tiene aquí, ayúdeme, por favor! —Le grito, porque la verdad estoy aterrada y solo quiero que me saque de aquí; y de pronto lo veo venir corriendo, sabrá que hizo para que lo dejaran pasar.
—¡Oh, por Dios! ¿estás bien? —¿Qué te hicieron? —¿Te lastimaron? —Me dice desesperado, trae la camisa abierta, veo sudor en su frente, creo que luchó con alguien.
—Estoy bien, no me lastimaron, ni nada, solo me encerraron aquí, pero no me han dicho