La sala de juntas del piso catorce lucía impecable. Las ventanas de vidrio permitían que la luz natural se colara entre las persianas semiajustadas, iluminando la larga mesa de madera pulida donde ya se encontraba Isaac revisando unos papeles. Frente a él, dos tazas humeantes de café. A su lado, el proyector encendido sobre una diapositiva que anunciaba: “Fase II – Seguridad e Innovación”.
Eliana entró primero. Vestía un traje azul oscuro, sobrio y elegante, con el cabello recogido en una coleta baja que dejaba al descubierto su rostro sereno… aunque su mirada cargaba una energía difícil de ignorar.
—Buenos días —saludó con voz firme mientras dejaba su carpeta sobre la mesa.
Isaac la miró y le dedicó una sonrisa rápida.
—Puntual como siempre. Y más radiante que nunca, ¿dormiste bien?
Eliana arqueó una ceja y se sentó a su lado sin responder directamente, aunque en sus labios se dibujó una pequeña sonrisa cómplice.
Unos segundos después, la puerta se abrió nuevamente. José Manuel apare