Trágame tierra.
Poco después estaban en el estacionamiento, llenando el maletero del auto de Selena con bolsas y más bolsas.
Era ridículo.
El tipo de ridículo que uno solo veía en películas o en videos de influencers que compraban como si no existiera el concepto de presupuesto.
Tuvieron que usar también el asiento trasero, porque literalmente ya no cabía nada más. Amanda observó el resultado final —una montaña multicolor de bolsas de diseñador— y sintió auténtico vértigo.
“Tranquila, Amanda, ignóralo. Es solo ropa. Solo miles de dólares en ropa. Solo una vida totalmente nueva que te está explotando en la cara.”
—Me va a dar un soponcio —dijo finalmente, abanicándose el rostro mientras intentaba ignorar el hecho de que probablemente acababan de gastar más que su renta anual.
—Qué dramática —bufó Selena, moviendo una bolsa Tiffany como si no pesara nada—. Hoy fue inversión fuerte porque part