Ella iba a ganar.
Tu noche.
La frase le cayó encima como una capa pesada. No porque no la quisiera, sino porque la palabra “noche” tenía un peso simbólico, como si el destino estuviera marcando un antes y un después.
Amanda alzó una mano, necesitándose a sí misma como freno de emergencia.
—Pero… un momento. A ver… —respiró hondo, intentando poner orden en su cabeza—. Déjenme procesar toda la información.
Ethan la observó con una mezcla de ternura y diversión, como si estuviera viendo a alguien tratar de cargar una caja demasiado grande sin saber en qué brazo apoyarla.
“Adorable.”
—¿A quiénes se refiere cuando dice públicamente? —preguntó Amanda al fin, porque ahí estaba el verdadero punto: el tamaño de la exposición.
Ethan se removió en su silla, anticipando la respuesta como quien sabe que viene una o