Ameline bajón sin ganas para cumplir con la tarea de almorzar con Bianca.
El sueño de la noche anterior aún pesaba en su mente, un incómodo recordatorio que la hacía apretar los dientes mientras intentaba concentrarse en lo que venía.
Su promesa de mantenerse distante de Seth era algo que no sabía si podría hacer, pero estaba decidida a intentarlo.
El aroma del almuerzo, que aparentemente era carne asada, flotaba en el aire, guiándola hacia el comedor. Al entrar, su estómago se apretó al ver a Bianca sentada en la larga mesa de madera, sus manos libres pero vigiladas de cerca por Tucker, que estaba a su lado con una expresión impasible. Los ojos de Bianca se iluminaron al verla, una mezcla de esperanza y nerviosismo brillando en ellos, como si esperara que Ameline le devolviera la sonrisa, cosa que ella no pudo hacer.
El comedor era amplio, con paredes decoradas con pinturas elegantes y un candelabro que colgaba por encima de la mesa, proyectando sombras suaves sobre los platos. H