—¿Cómo que fingir algo más fuerte que un beso? ¿Qué planeas hacer? —Nataniel la miró sorprendido y algo perturbado.
—Un beso no bastará, Nat… tengo que demostrarle a Seth que no soy tan suya como él cree. —Bufó con acidez—. Ya estoy harta de su posesividad, esto también me ayudará con eso, pero es posible que se enfade mucho y se vuelva loco…
—Bueno, ya me ha disparado con balas de goma, esperemos que luego no saque la pistola real.
—Yo misma lo mataré si hace algo así. —Ameline apretó los puños con rabia.
—Pues esperemos que no lo haga. —Nataniel suspiró.
—Primero tengo que ver si puedo volver a verte pronto. No es tan fácil moverme libremente, pero si lo logro, necesito que estés muy atento —dijo Ameline, en voz baja, casi como si alguien pudiera estar espiándolos a través de la puerta—. Si te interrogan o te hacen preguntas raras, no digas nada que contradiga la historia. Ni una palabra de más, ¿está claro?
Nataniel asintió lentamente, pero su ceño se frunció de nuevo.
—Sí, pero… ¿