Kael avanza con pasos decididos hacia el portón principal, aunque sus músculos protestan con cada movimiento. Aún está débil, su cuerpo no se ha recuperado por completo de la fiebre, pero la noticia de la llegada de Thane Blackwood no le deja alternativa. No puede enviar a nadie más. Esto es algo que debe enfrentar él mismo.

Desde lejos, ya distingue la silueta de Thane, discutiendo acaloradamente con uno de los guardias. La tensión se palpa en el aire. Thane no ha venido solo; varias camionetas de su manada están alineadas a lo largo del camino de entrada. Guerreros de Luna Negra aguardan, observando cada movimiento con ojos de fiera.

Kael se acerca, seguido por Osman, Esteban y varios de sus propios hombres. Apenas llega a unos metros del portón, Thane lo ve y, sin decir palabra alguna, se lanza contra él con una furia incontenible. Los primeros golpes impactan en su rostro y abdomen, haciéndolo tambalear.

—¡Maldito! ¡¿Qué le hiciste a mi hermana?! —grita Thane, desbordado de rabia—