Capítulo 34. Está fuera de sí
Aria sigue golpeándola una y otra vez; sus nudillos duelen y sangran mientras Erika yace indefensa, sin siquiera moverse. ¿Por qué no se está defendiendo de ella si se supone que es mucho más fuerte? ¿Es esta otra de sus tretas?
La sonrisa en su rostro se lo confirma. Aria se molesta más que antes por su provocación; lo único que quiere es borrar esa estúpida sonrisa de su cara.
Kael, envuelto en una cantidad exagerada de papeles administrativos que necesitan su atención, no puede concentrarse en nada. Su mente está puesta en el paseo de mañana de Aria y Néstor. No quiere dejarla ir, pero impedirlo puede hacer sospechar de su vínculo con ella.
Está intranquilo, maldita sea. Su lobo está enfurecido. Ninguno de los dos está en su mejor estado, sabiendo que se acerca el día en que debe reclamar a Erika y sacar para siempre de su vida a Aria. ¿Por qué la luna le dio una compañera humana? ¿Está siendo castigado por algo que hizo mal?
Honestamente, toda esta situación lo tiene estresado. La