Isabella
Había tomado su decisión.
No era fácil. Nada lo había sido desde que descubrió que los gemelos eran sus mates. No se trataba solo del miedo, sino del instinto que palpitaba cada vez más fuerte, como un animal salvaje que quería aferrarse a ellos, marcarlos, sentirlos suyos. Pero había miedo en su interior, no poder completar la marca. Ellos no querían compartirla. Y si uno la reclamaba, ¿el otro se iría? ¿Y si no podía elegir? ¿Y si su cuerpo no resistía el dolor de quedarse solo con uno?
Era mejor irse. Correr antes de caer. Antes de amar más. Antes de que el