Punto de vista Julia
La muerte de mis padres había dejado un vacío tangible en la casa y la manada. Días después del funeral, la vida continuaba, pero el peso del duelo seguía presente, especialmente para mí, quien cargaba con el dolor y la responsabilidad de mantener la estabilidad para su hija.
En la mañana, llegó un mensaje inesperado: Rafaella Roberts, la hermana del Alfa y antigua amiga de Julia, estaba de visita en la manada y había solicitado encontrarse con ellas en la casa principal. Julia sintió una mezcla de sorpresa y aprensión. Hacía años que no veía a Rafaella, pero sabía que aquella reunión no sería un simple reencuentro.
Cuando Julia y Sofía cruzaron el umbral de la casa de la manada, una voz familiar, aunque cargada de una energía intensa, resonó en el salón.
—¡Juliaaa, amigaaaa! —gritó Rafaella, antes de lanzarse sobre Julia en un abrazo efusivo que la tomó completamente desprevenida.
Sofía observaba la escena con una mezcla de curiosidad y desconcierto. La mujer fren