Capítulo 10, La mision antes del alba.
El alba aún no había tocado el cielo cuando Ulva sintió el peso de un brazo fuerte sobre su cintura. Su cuerpo se tensó por un instante, pero no porque quisiera apartarse. Sino porque aún sentía el calor de la noche anterior recorriéndole la piel.
La respiración de Fenrir era lenta y profunda. Su pecho subía y bajaba con un ritmo tranquilo, pegado a su espalda.
Demasiado cerca, demasiado cálido. Ulva cerró los ojos un momento. Sabía que no debía moverse, sí se giraba…
Sí se permitía mirar sus ojos…
No saldrían de esa cabaña, pero entonces, Fenrir despertó.
Ella lo sintió antes de que él siquiera se moviera. Su cuerpo cambió, su respiración se volvió más profunda, sus dedos se tensaron sutilmente contra su piel y entonces su aliento caliente le rozó el cuello. Un escalofrío la recorrió.
No fue miedo, no fue frío, fue deseo.
La boca de Fenrir rozó su hombro desnudo. Un roce apenas perceptible, como si estuviera probando si podía acercarse más. Ulva sintió cómo su corazón martilleaba co