Damon continuaba con la mirada sobre la chica que se movía diligentemente de un lado a otro en la cocina ayudando a Elena con la cena, y sin darse cuenta de nada más que lo que lo hacía, ignorando por completo los intensos ojos grises que se posaban sobre ella sin perder detalle de su persona, con una avidez que la habría sacado de sus casillas.
— Señor Kóvach, ¿Cuánto tiempo tiene ahí parado? No sabía que ya había llegado de la oficina — Elena lo saludó con la confianza que le daba tener más de veinte años trabajando para la familia — Pro favor, pase y siéntese, debe estar cansado, hoy es fin de mes, sé que la fecha lo agota mucho — Le dijo acercándole una de las sillas de la barra de la isla de la cocina.
Harper se giró a medias para encontrarse de frente con esos enormes y expresivos ojos que la sacaban de su centro. No pudo evitar sentirse nerviosa. Había un “no sé qué” en la persona de Damon Kóvach que le trasmitía una extraña sensación de haberlo conocido antes, pero lejos de da