Paula
Sonreí.
Dominic lo había asignado directamente. Simplemente perfecto.
—¿Sucede algo? —preguntó al notar cómo le sonreía al teléfono.
—Nada —respondí—. Solo pensaba en lo bonito que se siente que te cuiden. Aunque lo hagan mal.
Silencio.
Quité la mirada del teléfono y lo observé con cautela. Su mirada ya estaba sobre mí, escaneándome.
—Descansa esta tarde. Ya alguien más se encargará de tus labores.
Suspiré, dedicándole una sonrisa.
—Gracias, señor. Me aseguraré de aprovecharlo apropiadamente.
Nos quedamos nuevamente en silencio hasta que las radiografías estuvieron listas. El diagnóstico era bastante claro: fisura leve, nada grave. Solo reposo y seguimiento. Justo lo que necesitaba para movilizarme un poco más en las sombras.
Dominic se dedicó a terminar el papeleo y una vez listo nos encaminamos a la salida. A mi lado un atento enfermero me ayudaba a llegar hasta el auto parqueado en la entrada mágicamente.
¿Incluso aquí tenía influencia? Lo que