179. Desborde de amor
Hadriel observaba a Hellen, su piel resplandeciente y su respiración aún agitada, mientras se acomodaba a su lado en la cama. No podía apartar los ojos de ella. La sensación de tenerla nuevamente en sus brazos lo llenaba de un deseo profundo, uno que había sido contenido durante demasiados años. Su cabello marrón oscuro se desparramaba sobre la almohada, enmarcando su rostro con esa belleza serena que lo hacía perder la razón.
—No puedo creer que seas tú —murmuró Hadriel, su voz grave y cargada de emoción.
Hellen lo miró, sus ojos celestes llenos de algo indescriptible, una mezcla de sorpresa y pasión. Sonrió débilmente, pero esa sonrisa fue suficiente para hacer que el fuego dentro de él se avivara una vez más.
—Lo soy y me alegro, mi amor—contestó ella en un susurro, acercándose más a él.
Sin pensarlo, Hadriel se inclinó y rozó sus labios con los de ella, primero con suavidad, pero el deseo que sentía se intensificó rápidamente. La besó con más fuerza, profundizando el contacto, mie