- "No creo que hablar de la muerte haga agradable nuestra velada", mencionó Odette. - ¿No salimos a divertirnos?
- Tienes razón -coincidí con mi amiga, aunque aún tenía muchas preguntas que hacerle a Catriel-. - Creo que será mejor que hablemos de cosas alegres.
- ¿Como cuáles? - Lucca estaba interesada.
- ¡Como la ropa de Catriel! - me burlé.
Todos comenzamos a reír, incluido él.
- Creo que deberíamos buscar un lugar sencillo y con poca gente, ya que Lucca y yo no estamos vestidas apropiadamente para una discoteca, por ejemplo.
- Aimê va vestida de Barbie deportista -bromeó Odette-.
- ¡Y tu ropa tampoco es adecuada, cariño! - Lucca miró a su novia. - No me apetece que me detengan por pegar a cualquiera que se atreva a mirarla.
- Así que busquemos un sitio agradable. Creo que cuanta más gente haya, más probabilidades habrá de que nos reconozcan. Y aquí hay una cosa que no quiero hoy: ¡atención! - dije.
Con todos de acuerdo, caminamos hasta encontrar un pequeño pub con música en direct