Catriel suspiró, mirando nuestras manos unidas:
- Te juro que te lo diré, Aimê. Pero no hoy... Y no ahora.
- Si te casas conmigo, no tendrás hijos, Catriel.
- Ariel me dijo una vez que si algo te pasara, querría que yo criara a Siena. Y así lo haré, Aimê. Tener un hijo nunca fue uno de mis deseos.
- Sería toda una vida... Sólo nosotros dos.
- Y Siena. - Sonrió y apretó mis dedos entre sus manos.
Me mordí el labio mientras Catriel decía
- ¡No te pongas nervioso, monstruito! Te estoy siendo sincero. Y gracias por decirme la verdad. Tus respuestas me han sorprendido, créeme.
- Así que sé sincera y cuéntame algo que te entristezca.
- Durante dos años me entristeció el dolor de perder a Ariel. Hoy lo que más me entristece es estar lejos de ti.
Ahora me mordí el labio con fuerza. Catriel se levantó y acercó la silla a mi lado, abrazándome.
Todavía tenía preguntas, pero nos interrumpió el mozo:
- ¿Quieren pedir algo de beber?
- Agua con gas. - Catriel fue categórico.
- Agua sin gas -respondí