- Me refiero a todo. Me tienes miedo. Y no voy a hacerte daño... Ni hacerte ningún daño. - Se detuvo y me agarró de los hombros, haciéndome mirarle.
- Todavía me duele el corazón por las palabras que ya me ha dicho... Y las escenas que he visto.
- Tienes que darme una oportunidad para demostrar que soy mejor que la versión de mí misma que te presenté.
- Pregúntame esto... ¿Llevar pintalabios y pendientes? - Me reí, atónita.
- Sí... Te lo pido de todo corazón. No suelo abrirme mucho a la gente. Y ésta es mi manera. ¡Has traspasado todas las barreras, Aimê! Cuando entraste en mi estudio, cuando me pegaste, cuando me salpicaste pintura, cuando tiraste mis cuadros...
- No fue mi intención.
- Cuando me dejaste tocarte, cuando te entregaste a mí... Eligiéndome entre cualquier hombre que pudieras tener. Conociste a Siena... Y aunque sabías que mi sobrina en esa habitación estaba completamente loca, me diste un voto de confianza cuando te dije que no corría peligro. Lograste que te hablara de