Debora salió de la habitación en busca de la enfermera tan pronto como notó que Jarli empezaba a vomitar. La preocupación se reflejaba en su rostro mientras se apresuraba por los pasillos del hospital, buscando desesperadamente ayuda.
-¡Una enfermera mi esposo no se siente bien!-Exclamó.
Finalmente, encontró a la enfermera y la llevó de vuelta a la habitación de Jarli con prisa.
-Es normal que te sientas mareado, son los efectos de la anestesia, pronto pasará-dijo la enfermera con un tono calmado.
Debora permaneció a su lado durante todo el proceso, mientras Jarli luchaba contra las náuseas.
-Señora Debora, en el baño hay unos recipientes para que su esposo pueda vomitar. Luego podría darle un poco de agua para ayudarlo a sentirse mejor.
Jarli alzó sus cejas al escuchar la palabra esposo.
-¡Por supuesto! Voy a buscar uno ahora mismo-Debora sale de la habitación mientras Jarli la observa con enojo.
-¿Por qué dijo que yo era su esposo? Acaso no respeta-dijo Jarli a la enfermera.
-Seño