El silencio en el comedor era ahora opresivo, cargado de incredulidad y una creciente sensación de terror. La alegría de hacía unos momentos se había desvanecido por completo, reemplazada por la sombra de una verdad mucho más siniestra de lo que jamás hubieran imaginado.
Elena tomó una respiración profunda y miró directamente a la madre de Javier. —Señora, su padre quería la muerte de su hijo... no murió cuando nació como se creía.
Elena tomó una respiración profunda y miró directamente a la madre de Javier. —Señora, la muerte de Fernando... no fue un simple accidente como se pensaba. Yo... escuché algo. Una conversación... entre su padre y alguien más. Hablaban de... asegurarse de que no pudiera contarle la verdad a usted sobre... sobre muchas cosas.
—¿Soraida protegió a su hijo de su padre...?
—Repitió la madre de Javier con su mente luchando por asimilar la nueva información. Sus ojos se nublaron, tratando de enfocar recuerdos que parecían escurrirse entre sus dedos—. Soraida...