Valentina parpadeó, genuinamente sorprendida. Hasta ahora, Soraida había sido solo un nombre, una figura nebulosa ligada a su nacimiento, pero no a su vida. —Entonces... ¿Soraida era real? Yo... nunca la conocí. Supe de ella... cuando fui al registro nos mostraron un acta de defunción... la de Soraida. Elena... ¿quién era Soraida? ¿Por qué aparece su nombre en relación con mi nacimiento?
Elena suspiró, su mirada perdida en el recuerdo. —Soraida... era una chica joven, muy tímida. Llegó a la mansión como una empleada más. Hacía tareas sencillas, ayudaba en la cocina, limpiaba un poco... Recuerdo que era muy callada, siempre con la mirada baja. Parecía asustada de todo el mundo, especialmente del señor... de su abuelo, Javier.
Elena frunció el ceño, visiblemente confundida y perturbada. — Ahora lo recuerdo... vagamente. Soraida... ella... ella murió. Murió cuando dio a luz... a una niña. Fue poco después de que se llevaran a Richard. Fue una tragedia... una más en esa casa.
Elena asint