Samantha
—Mami, mami, despierta, yo y papi te estamos esperando, ven rápido… —abro los ojos y veo a mi niña.
Es tan hermosa, tan perfecta, igualita a su padre. Mi corazón se derrite al verla. Le doy un beso suave en la frente y me levanto de la cama. Estamos en un lugar que parece sacado de un cuento, todo es tan bello, mágico, el aire huele a flores, los colores son tan vivos, y todo tiene un toque romántico. Es perfecto, demasiado perfecto.
—Buenos días, mi reina. Es hora de nuestro paseo —me dice Cristian, abrazándome fuerte. Me acomoda la corona que llevo en la cabeza como si yo fuera una reina de verdad, y yo sonrío como una niña.
—Te tengo una noticia, mi rey. Una que seguro te va a encantar —le digo con nervios y emoción, viendo cómo me mira ansioso, con esos ojos que siempre me hacen sentir segura.
—¿Cuál es mi amor? —me pregunta con una sonrisa impaciente.
—Vas a ser padre otra vez —digo con voz temblorosa pero llena de ilusión.
Él abre los ojos sorprendido, y de repente es