Aldric corría a toda velocidad, su respiración controlada pero su mente ardiendo con frustración. Desde el momento en que recibió el mensaje de Katrina, dejó a su beta a cargo del problema en el mundo humano y partió sin titubeos. Pero el enojo seguía ahí, latiendo en su pecho con fuerza.
Maldecía el momento en que los renegados habían comenzado a causar caos. Siempre buscando destruir, siempre queriendo acabar con lo poco de paz que les quedaba, sólo porque ellos quieren ser los únicos Reyes en el planeta. Pero no lo permitiría. No esta vez. Iba a terminar con ellos.
Uniría fuerzas con otras especies, organizaría una ofensiva, hará lo que sea. El reino licántropo no podía seguir soportando estos ataques, ni siquiera otras especies incluyendo los humanos. No permitiría que siguieran desafiando el equilibrio que tanto habían tratado de mantener.
Mientras corría, sentía que el camino se hacía más largo, como si el destino jugara con su paciencia.Pero no podía detenerse. Afortunadamente,