La sangre que revela secretos
En el hospital de la ciudad, la tensión era insoportable. Carlos caminaba de un lado a otro por el pasillo, con las manos entrelazadas, mientras Lía permanecía sentada, abrazada a sí misma, los ojos hinchados de tanto llorar.
Las puertas de la sala de operaciones se abrieron de golpe, y un médico salió con expresión grave.
—Necesitamos sangre con urgencia. La herida en la cabeza ha provocado una hemorragia interna y Alondra está perdiendo mucha sangre.
Carlos se adelantó de inmediato.
—¡La mía, doctor, hágame lo que sea necesario!
El médico negó con la cabeza.
—No, su tipo sanguíneo no es compatible. Necesitamos un tipo muy específico… difícil de encontrar en los bancos de sangre. Si no aparece en la próxima hora, no podremos salvarla.
El silencio se apoderó del pasillo. Lía dio un paso adelante, con el rostro pálido, y preguntó con voz temblorosa:
—¿Qué tipo de sangre necesita?
El doctor la miró con rapidez.
—AB negativo.
Los ojos de Lía se abrieron de p