Narrador
La ciudad todavía estaba envuelta en una quietud engañosa cuando Elena salió del edificio esa mañana. Berlín siempre tenía esa manera de fingir calma, como si nada importante estuviera a punto de ocurrir, como si el mundo no estuviera lleno de decisiones que podían cambiar una vida entera.
El aire era frío, pero limpio. Elena caminó despacio, con el abrigo cerrado hasta el cuello y la mente aún desordenada por la noche anterior. No había dormido bien. Había pasado horas mirando el techo, repasando cada gesto, cada palabra, cada mirada que se había cruzado en la fiesta de compromiso. Carlos diciéndole ahora no. Carlos pidiéndole que entendiera. Carlos cumpliendo con su deber mientras ella se quedaba con una herida abierta que nadie parecía reconocer como real. Cuando vio el coche detenido a unos metros, dudó un segundo.
Matthías Falkner bajó antes de que ella pudiera decidir si acercarse o no. No vestía como la noche anterior; ahora llevaba un abrigo sobrio, oscuro, el ca